domingo, 4 de octubre de 2009

Vampire Story~

Pues nada, gracias a la única persona que ha dejado un comentario, publico el primer capi de una historia :P Aquí está:



Prólogo

Vuelvo a repasar mis dientes con la lengua, notando como me pinchan los colmillos, y que son un poco más largos de lo normal.
Cierro los ojos y me masajeo las sienes, tratando de contener un nuevo grito, después, mentalmente, hago un repaso de lo sucedido.

Fui con Celine, mi novia, al Pub de siempre, en nuestro pequeño pueblo de Pensilvania.
Pero esa noche, ella tuvo que recogerse pronto, ya que le convenía mantener a sus padres contentos para que aceptaran su bisexualidad. Pues bien, yo fui tan estúpida como para no hacer lo mismo.
No quería volver a casa, aún no.
Media hora después de que ella se hubo ido, apareció el chico más perfecto que mis ojos han tenido el placer de ver; no, no era el típico rubio de ojos azules –para mí, esos son horribles- de hecho, era moreno y tenía los ojos de un extraño color castaño rojizo, pero había algo más en él, aunque en ese momento no supe decir qué era.
Yo estaba mortalmente aburrida sin Celine, así que me senté a su lado en la barra, adelantándome a una chica rubia que me miró mal.
-Hola. –saludé simplemente, el se giró con gesto desinteresado. –No me interesa ligar contigo, sólo quiero hablar con alguien. Mi novia se ha ido hace un rato y no tengo ningunas ganas de volver a casa. –le conté en un segundo, con mi sinceridad permanente, él sonrió de lado.
-¿No quieres volver a casa?
Su voz provocó una reacción extraña en mí: había sido más bien un susurro, pero había resonado en mi cabeza apagando todos los demás sonidos de la sala.
-N-no. -gimoteé con una leve sonrisa insegura.
-Si quieres, nos podemos dar una vuelta.
Asentí, incapaz de apartar la mirada de sus ojos castaño-rojizos.
Se levantó, y yo no pude menos que hacer lo mismo y seguirle.
-Por cierto, me llamo Ruko. -le informé tan pronto como salimos del Pub a la noche estadounidense.
Él asintió sin mirarme. Tuve que apretar el paso para alcanzarlo.
Me quedé un poco cortada ante su indiferencia, pero al final pregunté:
-¿Cómo te llamas tú?
Él se paró en seco, y luego se volvió hacia mí.
Tragué saliva y, la verdad, me sentí amenazada. ¿Cómo había sido tan idiota como para seguir a un completo extraño a las tres de la mañana por un callejón?
-Bueno, si no tienes ganas de hablar mejor me voy a mi casa.
Me arreglé el bolso y me dí la vuelta alejándome a paso rápido. Había dejado de tener ganas de nada salvo de volver a mi casa.
Caminé un buen rato a mi paso acelerado hasta la estación de autobús más próxima, y me senté a esperar al bus número 5, como siempre.
-¿No decías que no querías volver?
La voz me hizo dar un brinco y mirar a todas partes como un conejillo asustado. Aún sin saber el lugar exactamente desde dónde me había hablado, respondí.
-Ahora sí.
Pasaron unos segundos largos, y, al no oír respuesta, me atreví a girar la cabeza y buscarlo con la mirada.
Nada. Había desaparecido.
Suspiré en parte aliviada y volví la vista al frente para ver si llegaba ya el maldito autobús.
Mi propio grito me sobresaltó. Ahí, delante de mí, estaba el misterioso chico, mirándome fijamente.
-¿Sabes? Tengo hambre. Y tú me has jodido mi cena. –gruñó la última frase y se acercó un paso hasta mí, con cara de enfado.
-¿Q-qué cena?
-La rubia, me habría dejado chuparle la sangre encantada. No me gusta coger las cosas por la fuerza. De hecho, va en contra de la ley.
Pegué la espalda aún más al cristal que salía por detrás del banco y que lo cubría por arriba de la lluvia.
-A-ah… -asentí con voz temblorosa, como si aquello fuera lo más normal del mundo. Mierda, me había topado con un miembro de alguna secta satánica… -Pues lo siento, no era mi intención. –gemí como si eso fuera a salvarme la vida.
-Yo también. La verdad es que me parecías interesante…
Sonreí al halago como una idiota. Luego bajé la cabeza.
-Va a dolerme, ¿verdad?
Mi pregunta le hizo fruncir el ceño.
-¿No vas a gritar ni a intentar defenderte?
-¿Cambiaría eso algo? –le pregunté mirándole a los ojos sin miedo.
Para mi sorpresa, sonrió.
-Eres realmente interesante…
Y de pronto ya no estaba ahí, y yo notaba como algo afilado me hacía un corte en el cuello. Apreté los labios para no gritar mientras sentía como me succionaban la sangre. Empecé a marearme, sabía que tenía que apartarlo, que tenía que luchar contra él; pero no lo hice.
Me sometí y dejé que se alimentara de mí al tiempo que mis fuerzas se debilitaban, y la vida me era robada literalmente.
Cuando estaba a punto de caer al suelo como una muñeca inerte, me sostuvo y, ante mi asombro, cogió la misma cuchilla con la que me había rajado y se pasó el filo suavemente por el antebrazo en paralelo a éste, dejando una hilera de sangre a su paso.
Me lo posó en los labios y dijo:
-Bebe, Ruko.
Obedecí con las casi nulas fuerzas que me quedaban, dejándome guiar por él.
Sentí el cálido sabor metálico de su sangre, y, extrañamente, me encantó. Bebí y bebí hasta que, en cierto momento, me apartó de él; el autobús había llegado. Me relamí los labios, me levante y caminé como un zombi hasta entrar y sentarme al lado de una ventanilla.

No sé si él se quedó ahí o desapareció, tampoco me importaba en ese momento. Me sentía… demasiado extraña para pensar en nada.
No recuerdo que pasó después; no recuerdo si hice o no ruido, ni si estaban mis padres durmiendo o despiertos, pero esta mañana he despertado en mi cama.
Me ha sorprendido la cegadora luz del sol y me he apresurado a esconderme bajo la cama, con los ojos ardiendo.

Y aquí estoy. Yo, Ruko, una chica normal de dieciséis años la mañana de un soleado sábado escondida de la luz bajo su cama.
Dios, ¿soy la única a la que le parece una completa locura?
Joder, ¿qué debería hacer? Mis padres están buscándome como locos, pero tal vez eso sea lo mejor. No puedo quedarme aquí, con mis padres, como si fuera lo más normal del mundo y explicárselo todo… En el mejor de los casos me encerrarían en un manicomio… Pero no, los conozco, ellos se lo creerían; y me quemarían en la hoguera como a las brujas en la Edad Media.
Si, me lo imagino perfectamente; mi padre echando espuma por la boca mientras me duchan en agua bendita y gritan eso de “¡El poder de Cristo te obliga!”
Suspiro lastimeramente.
¿Qué va a ser de mí? ¿Dónde voy a ir? Y lo más importante: ¿cómo se lo voy a decir a Celine?
¡Joder! ¡Ni siquiera puedo coger el móvil!
Me esfuerzo por no echarme a llorar y planeo como salir de aquí cuando caiga la noche mientras dejo que el sueño me invada.
Otra cosa… ¿tendré que dormir en un ataúd?

1 comentario:

  1. Laau (: Creí que ya había dejado comentario >_O Pero bueh xDDd Sabes que me encantó tu hisroia, & lo de... Ezequiel... *cara de orgasmo* Es que... me imagino al original como vampiro &.... waaah

    Ok, no xDDDDDDDDDDDD Hice un SPOILER O:

    En fin xDD
    Te quiiero, Lau (:

    ResponderEliminar